El relato definitivo del asesino de Laura Luelmo: «Le di con una piedra para que no sufriera»
Es el relato definitivo y hasta ahora la única declaración judicial de Bernardo Montoya el presunto asesino de Laura Luelmo. Un relato lleno de crueldad y desprecio. La declaración de Montoya que según investigadores y fuentes judiciales se acerca más a la verdad de lo que ocurrió el 12 de diciembre en el municipio onubense de El Campillo. Una declaración que según las mismas fuentes demuestra que Montoya quería agredir sexualmente a su víctima y también asesinarla. Y por tanto, un relato que le hace candidato directo a la pena de Prisión Permanente Revisable.
Bernardo Montoya dio un avance de lo que ocurrió en su declaración a la Guardia Civil cuando fue detenido, pero días más tarde se explayó ante el juez en un relato descarnado. Lo tenía todo pensado y así “atrapó” a la mujer: “Estaba en la casa donde la asesiné… Hacía fresco y encendí un brasero, ella me preguntó por el supermercado. Yo ya tenía la idea de lo que iba a hacer…regresó a los 25 minutos y le pedí ayuda para mover un sofá dentro de casa”.
A continuación la golpeó y la metió a empujones en la habitación donde ató a su víctima. “Fui a recoger el brasero de la entrada y ella me dio una patada y me dio tanta rabia que la cogí del pelo y la golpeé contra el suelo… cerré la puerta y ya estaba desmayada”. En este punto el relato se endurece aún más… Montoya intenta justificarse “le puse una manta para que no pasara frío” pero en realidad el asesino que podía haber finalizado ahí su salvaje agresión no paró hasta matarla.
«No hubo agresión sexual porque para hacer el amor yo necesito pastillas”, justificaba Montoya intentando contradecir el examen forense que sí encontró rastros de agresión sexual. Pero es que además, presuntamente, la asesinó. “Vi que estaba viva y se quejaba de dolor… la golpeé contra una mesa… la saqué y la metí en el maletero… había gente en la calle”. Y así , él sólo y sin ayuda, llevó a su víctima hasta el monte donde la abandonó pero antes se aseguró de que estuviera muerta. “En el campo la toqué, pero volví a casa a buscar una manta, como ví que estaba viva y se quejaba de dolor le di con una piedra para que no sufriera… la arrastré por los hombros…”.
Montoya volvió a la casa una vez más para destruir las pruebas del crimen, cambiarse de ropa y fumar heroína. Cuenta que troceó el DNI de la víctima y lo metió en un brik, previamente se deshizo del móvil en la carretera. La ropa militar con la que cometió el crimen la tiró a una alcantarilla. Nada más salir de la casa lo primero que hizo fue ir a ver a su familia.
¿Les contó lo que había hecho? Montoya asegura que “iba a contarles lo que había hecho pero al final no me atreví a contárselo”. Los investigadores creen que pudo contárselo pero hasta el momento no han conseguido pruebas de ello. Por ese motivo precisamente, tres de sus familiares están citados este jueves a declarar ante la jueza. Los mismos que dijeron que le repudiaban cuando le detuvieron pero ahora lo visitan en la cárcel y le costean un abogado de pago.
Montoya, según su relato, volvió a ver a sus padres días después antes de su detención y comió con ellos mientras veía en televisión las noticias sobre la búsqueda de Laura. En todo momento intenta mantener a sus familiares al margen del caso. “Regresé para pedirles dinero para drogarme… y no le conté a mi pareja ni a nadie lo que había hecho. Cuando intenté volver a casa para asearme, a por cuchillas de afeitar me detuvieron. Yo en realidad quería colaborar». Pero no lo hizo.
Su declaración terminó con Montoya situándose como una víctima de todo lo ocurrido. “Tengo un problema y no quiero volver a salir de la cárcel para delinquir… señoría métame en prisión porque si salgo lo voy a volver a hacer”. Y eso se pregunta la familia de Laura Luelmo, cómo es posible que un individuo con semejante historial de asesinato y asaltos a mujeres pudo salir tras cumplir su pena sin estar mínimamente rehabilitado.
Ésta declaración, según fuentes del caso, es mucho más creíble y tiene más valor judicial que la última historia que Montoya contó a funcionarios de la prisión de Morón hace unas semanas. En ese último relato inverosímil ante los funcionarios Montoya se desdice de todo lo confesado con anterioridad y culpa del crimen a su expareja a la que no veía desde hace tres años.
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